Página 102 - RevistaNumero5

Versión de HTML Básico

Revista LifePlay Nº 5 – Mayo 2016 – ISSN: 2340-5570
The Fourth Wall:
La mecáfora
FIETH, Logan y BENJAMIN, Justin (2011)
DigiPen. Institute of Technology.
[Plataformas].
MARIO BARRANCO NAVEA
Universidad de Sevilla
En
The Pervert's Guide to Cinema
(2006) el filósofo Slavoj Zizek
arranca su deconstrucción de los mecanismos perversos del cine
refiriendo una escena de
Possessed
, película dirigida en 1931 por el
director estadounidense Clarence Brown. Es el momento en que
Joan Crawford se detiene frente a un paso a nivel, justo antes de
llegar una locomotora. La mujer se aproxima a los raíles de las vías
y los vagones comienzan a desfilar ante sus ojos. Zizek entiende
que aquí hay una metáfora del propio cine
y su funcionamiento
.
Desde el exterior de la máquina, la protagonista observa, inmóvil,
la interioridad de los camarotes, las estancias que pasan. Como ya
hiciera dos años antes Dziga Vertov en su clásico
El hombre con la
cámara
(1997: 180), el plano juega a formatear su composición con
las formas del tren, en lo que a su vez constituye una simulación
del formato estándar del celuloide, con sus bandas y sus separacio-
nes entre fotogramas, análogas a las jambas que separan unas ven-
tanillas de otras, y donde los compartimentos, igual que los
fra-
mes
, exponen un instante siempre distinto. Se trata, también, de
una suerte de maqueta simbólica en la que el vehículo pone en
movimiento los bastidores de un esquema social. Lo que se des-
pliega es todo un mapa convertido en procesión: las primeras ven-
tanillas pertenecen al vagón cocina, donde empleados de raza ne-
gra se afanan con tartas y cocteleras; luego aparece el camarero
colocando la cubertería, y la criada que plancha y dobla las ena-
guas; avanzamos y acto seguido surge la imagen de una joven de
clase media acicalándose en el baño; y conforme las estancias se
vuelven más y más luminosas, acompañamos los vaivenes de una
pareja de baile, elegantemente vestida, que gira al compás de la
música
crooner
americana. Puede afirmarse que el tren funciona
en la escena como un sistema clasista a escala. Somos testigos del
confort (burgués) pero también de sus bambalinas (proletarias).