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Revista LifePlay Nº 5 – Mayo 2016 – ISSN: 2340-5570
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Pero las copias de Gondry no se distribuyen en la escena de cual-
quier modo: aparecen en serie. El personaje o el objeto se encuen-
tra, de pronto, formando una ristra de sus propias réplicas, una fila
ortogonal de cosas que avanza en fuga contra el fondo, una cadena
de montaje de sí mismo que se abisma al interior del plano. Cada
gesto o movimiento queda ahilado en un diferir de cuerpos-
objetos. Se trata, creemos, de una versión de la
mise en abyme
técnica de Brand, la ruptura de una cuarta pared que se produce de
espaldas al espectador, marcada por un ensimismamiento hacia la
materialidad y los estándares del celuloide. Porque el cine son
veinticuatro clones por segundo y Gondry filma a ultranza, intensi-
vamente, la liberalización y literalización de cada
frame
, de cada
clon consecutivo. Como Brand, otorga al fotograma el rigor del
actante.
Si esta interpretación estuviera revelando un proceso narratológico
de algún tipo, quizá éste se aproximaría a lo que Genette entiende
como una antimetalepsis, o sea (y siendo muy imprecisos), una
filtración de la ficción en la realidad (a su vez, ficcionalizada y vice-
versa). No obstante, aquí lidiaríamos con una antimetalepsis del
orden de esos niveles de la ficción que se toman como sustratos o
epifenómenos de formato. Estos materiales
infradiegéticos
asalta-
rían las reglas del mundo diegético (como en Gondry, en forma de
clones-
frame
) o del mundo extradiegético (como en Brand, en
forma de
frames
-ferroviarios, en los propios túneles). Se sugiere,
entonces, que las reglas que ejecutaban un formato en el nivel del
soporte (los estándares y convenciones profundas) se re-
acondicionan como mecánica en el plano
posterior
de la transfor-
mación.
Incluyamos algunos comentarios más sobre otras obras de Gondry:
Su trabajo para The White Stripes, por ejemplo, en
The Hardest
Button to Button
. En él, la baterista Meg White se desplaza a golpe
de platillo sobre una batería, cuyo movimiento
frame
a
frame
deja
tras de sí, un rastro indeleble de copias. Toda vez, el movimiento se
expresa y se acumula en el recorrido, ocupándolo con sus clones,
como si el espacio no pudiera ser otra cosa que un conjunto infinito