Revista LifePlay Nº 1 – Agosto 2013 – ISSN en trámite
117
En el primer caso, el autor comienza hablándonos de la tradición
mitológica china del dragón, para continuar repasando el
argumento de
Jade Empire
, la historia detrás del estudio BioWare,
la banda sonora compuesta por Jack Wall, el
engine
empleado, la
calidad de las texturas, el
clipping
, las mecánicas de juego de RPG
acción... No es hasta la página 94 que el autor comienza a hablar
del árbol de decisiones, el que supuestamente era el tema en torno
al cual giraba el artículo. Si no, ¿de qué sirve enmarcarlo dentro del
bloque “dicotomía moral y ética”?
En conclusión,
Letras pixeladas
es una buena primera
aproximación al mundo editorial por parte de sus dos artífices,
pero cae con facilidad en algunos descuidos que empañan su
disfrute. Sin ánimo de ejercer de profesores de gramática, debemos
advertir de los frecuentes despistes formales y de los serios
problemas con las comas a los que se enfrentan los autores. A poco
que el lector avance en la lectura comprobará que el libro requería
una mayor dedicación en labores de corrección de los textos.
Hablamos de descuidos tan recurrentes como colocar una coma
entre sujeto y verbo en oraciones simples, como en “La necesidad
de vincularse sentimentalmente, hace que el ser humano se
encuentre siempre...” (p. 44), en “Pero crear una nueva región para
un nuevo
Elder Scrolls
, no puede ser algo trivial” (p.147) o en
“SEGA Saturn, data su origen el 22 de Noviembre de 1994 en
Japón” (p. 219). Con toda franqueza, puedo asegurar que este
hecho no tendría cabida en la presente reseña si se tratase de una o
dos excepciones.
Lapsus formales aparte, animo a los creadores de
Letras
pixeladas
a intentar alcanzar un libro coral donde la diversidad de
puntos de vista sea mayor en detrimento de una presencia
constante de artículos firmados por sus dos principales autores.
Cierto es que hay aportaciones de otros articulistas como Silvia
Galiana, Adrián Suárez, Rafael L. Rego o Carlos Coronado, lo cual
puede suponer sin duda un buen punto de partida para llegar a
componer un equipo editorial más en la línea iniciada por
Mondo
Pixel
, donde prácticamente la relación autor:artículo es de 1:1.
Esto, sencillamente, va en beneficio del lector, quien como persona
de gustos e inclinaciones puede preferir leer a un autor u a otro si le
dan a elegir. Ya se sabe, en la variedad está el gusto y, si se trata de
enfoques reflexivos, añade riqueza a la obra. Se cumpla o no este
deseo,
Letras pixeladas
ya es de por sí un libro valioso, entretenido
y un ejemplo a seguir para todos los que dudan en emprender una
aventura editorial.