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Revista LifePlay Nº 2 – Febrero 2014 – ISSN: 2340-5570
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Dicha expansión no es algo monolítico, ya que se está
produciendo una fusión de formatos con los de comunicación
social y su extensión a entornos físicos a través de la realidad
aumentada. Por ello la multiaccesibilidad supone una ubicuidad de
la presencia en diferentes entornos virtuales pero también puede
acabar suponiendo una multipresencia de lo virtual en lo físico.
Ello se llevará a cabo sin duda en la medida en la que se detecten
utilidades especialmente rentables.
Buena muestra de este confuso fenómeno es la capacidad que
muestran muchos jugadores-habitantes de estos mundos para
compaginar sus actividades profesionales con las lúdicas. Estas
capacidades de alternancia entre lo presencial y lo virtual se han
intensificado desde la introducción de potentes dispositivos
móviles con capacidades multimedia. Algunos de estos jugadores
comentan en los foros anécdotas como haber tenido que parar en el
arcén de la autopista para neutralizar el ataque de algún ejército
estelar enemigo, o aprovechar los descansos entre las llamadas a
una ambulancia para participar en batallas contra la horda
enemiga.
Así, en numerosas actividades presenciales se está
experimentando con la migración a entornos virtuales en la
búsqueda de un ahorro de costes. Al igual que el teletrabajo ha
deslocalizado y flexibilizado temporalmente a millones de
trabajadores, la simulación virtual puede permitir que se vuelvan a
encontrar en un no-lugar para hacer muchas tareas hasta el
momento presenciales. Los límites de estas posibilidades estarán
condicionadas tanto cultural como tecnológicamente. Por una
parte, solo se puede plantear realizar determinadas actividades en
un entorno virtual si eso supone una clara ventaja en los resultados
en comparación con su alternativa física. En el aspecto cultural se
necesitará un acuerdo tácito acerca de la validez de determinadas
actividades más allá de la presencia y la negociación interpersonal
directa. En este sentido, actividades que parecían inconcebibles
hace unos años por la implicación personal que suponían han ido
migrando de forma lenta pero progresiva a entornos virtuales.
Estamos en un momento de transición en el cual es posible
encontrar grupos, normalmente de corte generacional, poco
dispuestos a realizar determinadas actividades en entornos
digitales, y otros para los que no hacerlo sería una pérdida de
tiempo. A este respecto es especialmente relevante el contraste de
actitudes que se derivan entre los denominados nativos e
inmigrantes digitales descritos ampliamente por Prensky, M., &