Revista LifePlay Nº 1 – Agosto 2013 – ISSN en trámite
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esperando, y parece tener algo que ver con los incidentes que dan
comienzo al juego. Adam decide llevársela con él, pero al intentar
agarrar su mano ésta se desvanece y la ilusión del cuerpo físico de
Eliza desaparece entre interferencias. La habitación no es la 404
por casualidad. Cualquier usuario habitual de internet habrá
experimentado alguna vez la molestia que supone el código de
error 404, que aparece cuando no existe el recurso web que
queríamos encontrar. Un poco más adelante llegamos a la sala
donde reside realmente Eliza, que no es otra cosa que una
sofisticada IA diseñada para vigilar y modificar la información que
se transmite a la ciudadanía. Aun careciendo de un cuerpo, Eliza sí
tiene presencia física, y estamos ante ella.
Nos interesa reparar en la perplejidad de Jensen al fracasar en
el intento de coger a la mujer. Sobresaltado, pregunta a Pritchard,
su contacto al otro lado de las comunicaciones, si ha visto lo mismo
que él. Al estar integrada esta situación dentro del desarrollo
argumental del juego (no es un
bug
o un error inesperado) invita a
reflexionar críticamente sobre los acontecimientos. La presencia o
ausencia del cuerpo físico y la problemática de distinguir imágenes
y entornos electrónicos de objetos materiales remite a paradojas
que también han explorado películas de ciencia ficción, como la
citada
eXistenZ
.
Sobre este tema cabe mencionar también
Crysis 2
(EA/Crytek,
2011). En este juego el auténtico protagonista es el nanotraje, un
complejo aparato diseñado para soldados de élite que amplifica
todas sus capacidades físicas. Esta prenda de tecnología punta se
convierte en parte funcional cuerpo del soldado, hasta el punto de
que sin él moriría irremediablemente. Nuestro personaje hereda la
prenda de Prophet, un soldado que nos rescata tras un grave
accidente y nos confía una misión que él ya no puede continuar.
Habiéndose quitando el traje, Prophet no encuentra otro camino
que suicidarse: “Soy un muerto viviente. Estoy contaminado. Te he
dado mi traje, te he dado mi vida”. Más adelante, en una situación
extrema del juego que lleva al personaje al borde de la muerte se
nos indica que pulsemos un botón para activar el desfibrilador,
gracias al cual podemos continuar. Pero el cuerpo del soldado está
repleto de heridas letales, y un doctor que nos examina asegura que
seguimos vivos gracias al nanotraje. En este caso podríamos decir
que la tecnología se ha convertido en la prisión del cuerpo cuando
en realidad pretendía potenciarlo ilimitadamente.
Regresando a
Metal Gear Solid
encontramos la figura del cíborg
ninja, un misterioso personaje que mantiene una relación con