Revista LifePlay Nº 2 – Febrero 2014 – ISSN: 23405570
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sujeto frente a sus convicciones y obligaciones, y la posibilidad
efectiva de encarar inmediatamente y con sus propias manos
aquello que se le oponga. Sin embargo, existen elementos que se
podrían entender como elementos propios de la adaptación del
género al horizonte de expectativas cultural contemporáneo: entre
ellos, destaca el que prevalezca la construcción heroica del
personaje, frente a la noción de estabilidad clásica. Pues, como
enuncia Jan de Vries en
Heroic Song and Heroic Legend
, en la
Antigüedad Clásica, el héroe era una categoría de mito que
permanecía imperecedero, ya que, pese a nacer y morir (siempre de
forma heroica y apoteósica), su estatus elevado se mantenía
inalterable durante toda su vida. Desde su propio nacimiento, el
héroe presentaba unas características permanentes (fuerza,
invulnerabilidad, etc.) que el ser humano normal solo podría
admirar y envidiar (de Vries, 1963: 211216). Debido a esta
estabilidad del nacimiento a la muerte, para el héroe clásico la
lucha aguerrida y constante solo se fundamenta en una necesidad
de reafirmación de su carácter sobrehumano, en tanto que
representación del ideal de toda una colectividad. En este sentido,
el hecho de que los protagonistas videolúdicos deban experimentar
su transformación en héroes traslada el punto de partida a una
visión moderna sobre el aprendizaje y la construcción del individuo
que modifica la estructura épica.
En este sentido, la confluencia de elementos que producen un
trasvase desde un personaje moderno –en tanto que común o
relegado a la normalidad– hacia un héroe de rasgos clásicos y
medievales, se entenderá como una necesidad de actualización de
un modelo que había sido relegado por el sujeto moderno a un
segundo plano. Así, la presentación de un personaje común será
una puerta de entrada y de invitación a la identificación del jugador
con un individuo que devendrá un héroe, haciendo de la
participación en el mundo de imposibles un trayecto lo más
coherente posible para un sujeto que habita un mundo en el que los
lances épicos no forman parte de la realidad cotidiana.
Por todo ello, se entenderá que el resultado de esta adaptación
de la estructura épica clásica a la que es difundida masivamente a
través de los videojuegos será la conformación de un héroe cuyos
rasgos presentarán analogías incluso más evidentes con las del
superhéroe contemporáneo –cuyas raíces se afincan en el folletín
decimonónico– que en el héroe clásico. Pues, como evidencia
Umberto Eco en
Eugenio Sue: El socialismo y el consuelo
, las
novelas populares por entregas de Eugène Sue,
Los misterios de
París
(18421843), y de Alexandre Dumas,
El Conde de